Por Carlos Rodríguez
La libertad de expresión está enfrentando una embestida preocupante bajo la administración del Partido Revolucionario Moderno (PRM), donde acciones intimidatorias , notificaciones y posibles censuras encubiertas se han vuelto cada vez más comunes. Recientemente, el emplazamiento formal del comunicador Fernando Buitrago, alias “el cubano”, en Santo Domingo este por acusaciones de posible difamación contra el actual alcalde Dío Astacio, ilustra un ambiente en el que la crítica a las gestiones publicas y el cuestionamiento son considerados un ataque personal. La Constitución dominicana, en su Artículo 49, establece que "la Libertad de Expresión es un derecho fundamental", pero, en la práctica, este derecho se está viendo erosionado a medida que las voces disidentes son acosadas o silenciadas.
Además, el caso de del programa periodístico de la periodista Nuria Piera, cuyo reportaje sobre irregularidades en el Seguro Nacional de Salud de manera muy extraña fue retrasado por "problemas técnicos", plantea serias dudas sobre la transparencia y la integridad de los medios de comunicación en el país. La manipulación de la información no es solo un problema técnico, al parecer pudiera existir una táctica deliberada para desviar la atención del público y evitar que se revelen verdades incómodas. De lo cual no tenemos certeza ni equipo de inteligencia que puede demostrar esta teoría, pero La percepción de que hay "manos oscuras" detrás de estos incidentes es justificada, destacando un patrón de censura que perjudica la práctica del periodismo y descompone la confianza en instituciones públicas.
Juan Bosch, un pilar de la política dominicana, una vez dijo: "La libertad de expresión es la base de la democracia". Sin embargo, la actual administración parece no comprender esta premisa básica, mostrando una intolerancia alarmante hacia la crítica. Cosa que hasta con mentiras lo catapultó hasta el poder que hoy ostentan Los recientes acontecimientos reflejan un clima opresivo donde se impide el acceso a la información, debilitando aún más la arquitectura de la democracia. Esta actitud no solo amenaza a los periodistas, sino que también empodera a aquellos que prefieren la desinformación sobre la verdad, creando un ciclo destructivo que podría llevar a una sociedad empobrecida tanto informativamente como moralmente.
Es inaceptable que en un país que reconoce la libertad de prensa como un derecho, se continúe con una erosión sistemática de este principio. La crítica es, en efecto, una herramienta para la mejora de la gestión pública. Por tanto, es vital recordar las palabras de Bosch y reflexionar sobre la importancia de proteger y fomentar la libertad de expresión. Solo así podremos aspirar a un futuro donde la crítica constructiva sea promovida, y donde la democracia florezca en su verdadera forma, libre de censura y desinformación. La historia nos ha mostrado que una sociedad informada es una sociedad empoderada, y es nuestro deber luchar por ese futuro.
La Libertad de Prensa se Erosiona bajo el Gobierno del PRM
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