Por Carlos Rodriguez*
En medio de un clima de promesas y declaraciones mediáticas, la administración del presidente Luis Abinader ha impulsado una campaña de repatriación de ciudadanos haitianos que, a la luz de los hechos, parece más una estrategia de imagen que una solución efectiva a la crisis migratoria que enfrenta el país. A pesar de los esfuerzos comunicativos, la realidad en las fronteras y en las ciudades dominicanas es otra: la entrada masiva de haitianos continúa sin control.
Los reportes de amigos y familiares en la zona fronteriza son claros: la llegada de haitianos al territorio dominicano es constante y muchas veces ignorada por los medios de comunicación. Este reingreso, que se presenta como un problema que el gobierno intenta solucionar, es más bien un indicador de la ineficacia de las políticas implementadas. Mientras que algunos oficiales militares han sido detenidos por permitir el paso de indocumentados, esto no es más que una cortina de humo que oculta la realidad de una frontera permeable y mal administrada.
La supuesta repatriación ha despertado la indignación de organismos internacionales que acusan al gobierno dominicano de maltratar a los migrantes. Sin embargo, estos organismos parecen omitir la complejidad del fenómeno migratorio y las circunstancias que llevan a miles de haitianos a buscar mejores condiciones en la República Dominicana. Es evidente que la gestión de Abinader no ha logrado equilibrar la seguridad nacional con el respeto a los derechos humanos, lo que ha llevado a una creciente tensión.
La mafia de agentes migratorios y policías, que se aprovechan de la situación para extorsionar a los migrantes, es un síntoma de una administración que no solo falla en su deber de proteger a los ciudadanos, sino que también permite que la corrupción florezca en las instituciones encargadas de la seguridad y el orden. Esto hace que las repatriaciones, presentadas como un éxito, se conviertan en un mero espectáculo mediático que no refleja la realidad del país.
Es imprescindible que se revise la estrategia de repatriación y que se implementen métodos más humanos y efectivos. La situación actual es insostenible y la continua llegada de haitianos, lejos de disminuir, parece aumentar. Si el gobierno no toma medidas serias para abordar esta problemática, las repatriaciones seguirán siendo una farsa, un ciclo vicioso que no hará más que perpetuar la crisis migratoria y la desconfianza entre las comunidades.
En conclusión, es necesario que la administración de Luis Abinader reevalúe su enfoque en la migración y se comprometa a encontrar soluciones reales y efectivas que respeten los derechos de todos, tanto de dominicanos como de extranjeros. La situación actual no solo afecta a los migrantes, sino que también impacta la estabilidad y seguridad del país en su conjunto. *El autor fue Cónsul en Madrid, España.