Por Carlos Rodríguez
En un país donde la memoria colectiva se enfrenta a la inercia del olvido, el nuevo programa "El Gobierno Contigo" del presidente Luis Abinader se presenta como un intento de revivir lo hecho del pasado, específicamente las "Visitas Sorpresa" de Danilo Medina. Sin embargo, la imitación no es sinónimo de innovación. Mientras el PLD dejó un legado de estabilidad y crecimiento que impulsó la economía dominicana, hoy nos encontramos atrapados en un ciclo de préstamos, altos precios en la comida, apagones y un alarmante descontento social. Las promesas caen en ningún lugar ,en saco roto, y la falta de oportunidades resuena en toda la población que ve más cerca la vuelta por México , como única salida por frustración y es lo escuchado en cada rincón del país.
Los logros del PLD son innegables: la reducción de la pobreza, la inversión en infraestructura , la revolución educativa con un enfoque en la educación que transformó vidas de las familias . Comparar este legado con la actual gestión del PRM es un ejercicio doloroso, donde cada anuncio de "mejoras" se ve opacado por la realidad de una economía que solo la ven en los anuncios del gobierno y una población que siente el peso de la incertidumbre. PRM sería un símbolo de la ineficacia que nos gobierna , resaltar la desconexión entre la retórica oficialista y la vida diaria de los dominicanos.
La administración de Abinader ha estado marcada por la falta de originalidad , sensibilidad y una dependencia de prácticas que, aunque populares en su momento, no abordan las verdaderas necesidades del país. Promesas de asfaltar calles que no llegan y construir escuelas se convierten en un discurso vacío cuando se ignoran las lecciones del pasado que se hizo más con menos . La crítica constructiva es un deber de la ciudadanía, y hoy más que nunca es necesario señalar que la política no puede ser un mero juego de sombras.
La historia ha demostrado que el buen gobierno no se mide por la cantidad de promesas, sino por la capacidad de cosas de cumplidas . La estabilidad que disfrutamos bajo el PLD contrasta con la realidad actual, donde la economía se siente como un barco a la deriva, sin rumbo claro ni visos de mejora. Si el gobierno de Abinader no logra desmarcarse de la imitación y se aferra a la mediocridad, el futuro de la República Dominicana seguirá siendo incierto. La verdadera política requiere coraje, originalidad y, sobre todo, la voluntad de aprender de los aciertos y errores del pasado. Es hora de que el PRM y su liderazgo entiendan que los ecos de las imitaciones no llenan las expectativas de un pueblo que merece mucho más.
El Eco de las Imitaciones: ¿Dónde Está la Originalidad del Gobierno Actual?
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